La Jornada
El documental hace recordar el primer fragmento de Heráclito de Efeso: “Todo es uno”. La unión del uno en el todo, el alma de la naturaleza, y la cosmovisión de los mayas, donde todo es sagrado y está unido entre sí. Ahora, al fin y al principio de un nuevo ciclo en la cuenta larga del calendario maya, los cineastas hacen notar que “la patria de los casi 9 millones actuales de mayas en México y Guatemala es un microcosmos perfecto para mostrar cómo la irrefrenada globalización destruye la Tierra y los pueblos indígenas con drásticas consecuencias para todos”. En una secuencia vemos al comandante David, del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, pronunciando estas palabras en un festival realizado en Oventic: “Nosotros, los zapatistas, tenemos la obligación de hacer algo y no permitir que los ambiciosos de poder y de dinero acaben con la naturaleza y con la vida de la humanidad. “Si nosotros no hacemos nada, los poderosos, los malos gobiernos y los neoliberales no van a parar sus planes de destrucción y de muerte.” El fin del gran ciclo del calendario maya en 2012 es usado en la película como metáfora para hablar del fin de la selva, del maíz, del agua limpia. Afirma Frauke Sandig: “2012 no es el fin del mundo, pero es tiempo para cambiar”.
Javier Molina

La Jornada, Morelos
Corazón del cielo, corazón de la tierra … un verdadero poema fílmico.

Indie Rocks, México
Con un excelente trabajo de cámaras y una edición magistral, Corazón del Cielo, Corazón de la Tierra (Herz des Himmels, Herz der Erde, 2011), explora el pensamiento de la cultura maya contemporánea, enfocándose en los Lacandones de la selva chiapaneca y otros indígenas de Guatemala. El sabio pensamiento de los mayas afirma que uno es parte de todo y viceversa; los árboles, animales, ríos y océanos son un mismo ente, un tipo de Gestalt ambiental unida por la fibra de la vida. En ese contexto se ubican a ellos también y no entienden la manera de pensar de los “blancos”, que “ven todo separado”; esta ausencia de sentimiento de pertenencia es lo que los lleva a lastimar su entorno.

Los cineastas Frauke Sandig y Eric Black entrevistaron a seis miembros de la comunidad maya, hombres y mujeres, sobre su interpretación del fin del último ciclo del calendario maya. Explican los indígenas, mientras los vemos deambular por sus vidas cotidianas, que el mundo está en una etapa de depuración, de ahí vienen los grandes desastres naturales recientes. La naturaleza está dolida y necesita deshacerse de la plaga que le chupa su energía. Cuenta un joven maya que la selva Lacandona “está enferma”, y en efecto, dos tercios de este hábitat ha sido destruido. En una comunidad indígena de Guatemala, una compañía minera canadiense explota los suelos fértiles de la región para hacerse del abundante oro que ahí se deposita; amenaza y hasta llega a matar a los indígenas que se oponen a la mina.

Una luna se quiere asomar detrás de las nubes en el cielo nocturno, mientras fragmentos del Popol Vuh son enunciados por una voz ominosa acompañada del sonido de un fuerte viento; la escenografía eleva este documental a un producto casi místico. Las tortugas marinas emergiendo lentamente del mar en la noche y arrastrándose por la arena hacia donde construirán sus nidos son un, ligeramente desconcertante, recordatorio de que la naturaleza siempre encuentra su camino. Pero unas tortuguitas rompiendo los cascarones por la mañana y milimétricamente ingresando por la marea baja es un confortante recordatorio de que la naturaleza siempre encuentra la manera.

LOS ANGELES PRESS
El gobierno, principal depredador de la cultura Maya
El documental Corazón del cielo, corazón de la tierra, de Frauke Sandig y Enrico Black, 98 min, en español, es un acompañamiento a seis jóvenes maya en su vida cotidiana, sus ceremonias y su resistencia frente a los peligros que acechan a su cultura y su entorno. Narra sus historias sumergidas en el dolor de la represión, las masacres y el exterminio por parte de gobiernos dictatoriales, y de cómo aún viven con esperanza y buscan la armonía de sus comunidades. Ha participado en 100 festivales y ha obtenido 15 premios. Uno de ellos, en 2012, fue la III Muestra de Cine Internacional Memoria, Verdad y Justicia, con el fin de dar a conocer los testimonios de sobrevivientes de episodios oscuros de nuestra existencia y promover con ello los derechos humanos por una vida mejor.

DIE ZEIT
¡Eviten el fin!
Resistencia de los maya: el film “Corazón del Cielo, Corazón de la Tierra”.
»Lo foráneo« no existe, -dijo el etnólogo Claude Lévi-Strauss, – es un invento nuestro. En el extranjero siempre nos confrontamos con nosotros mismos, pues nosotros los occidentales tenemos mala conciencia y eso nos acompañará hasta que desaparezca nuestra civilización del todo. En 2012 llegará el fin del mundo segun profetiza el calendario maya y entonces también se extinguirá el “cuarto sol”.

Esta visión apocalíptica siempre fascinó a Occidente últimamente Roland Emmerich la transformo con su film “2012” en una película de terror. También los documentalistas Frauke Sandig y Eric Black viajaron a Guatemala y México para preguntarle a jovenes maya por el Fin del Mundo y recopilar historias sobre el “cansancio del agua” y la huída del mundo de los dioses.

Su filme se titula “Corazón del Cielo, corazón de la Tierra” y hubiese sido fácil darse un baño de poesía mítica kitsch y dejar que las bocas competentes confirmen los propios temores del fin del mundo. Pero para eso, ésta poco común discreta película es demasiado inteligente, eso quiere decir: demasiado política. Pues ¿quién es quien hace que el mundo se acabe, quién asesina, roba y expolia?

Casi 250.000 personas perdieron la vida durante la guerra civil de Guatemala, la mayoría de ellas indígenas, un genocidio a ojos vista del mundo. Nada ha cicatrizado, en el filme los sobrevivientes explican sus historias como si fuese ayer cuando los soldados invadieron sus chozas. Aun sigue habiendo guerra, una guerra en paz, y eso lo sienten los mayas como el fin del mundo. Un consorcio minero canadiense explota en Guatemala la mayor mina de oro de centroamérica, sus buldoceres destrozan las montañas sagradas hasta converirlas en polvo y literalmente minan el agua de la población.

Occidente compra como loco ese oro, el provecho es inmenso, mientras el país a penas obtiene casi nada….Levi-Strauss tenía pues razón, pero de otra manera de la que el creía. El occidental va a un país extranjero y se encuantra con orugas perforadoras, camiones monstruosos, árboles calcinados y tradiciones dinamitadas.

Es muy posible que la gran industria consiga acabar con la naturaleza y en sus campos carbonizados plantar maiz transgénico, es muy posible que se amedrente a la población indígena o se la desplace. Por otro lado crece la resistencia y muchos mayas jóvenes interpretan su calendario de forma muy distinta. El mundo no acabará, dicen, tendrá un nuevo comienzo, pero para ello hay que pelear aquí y ahora. Si se busca una impresionante prueba de esa dura renitencia “Corazón del Cielo, Corazón de la Tierra” es una.
Thomas Assheuer

kino-zeit
No se puede echar atrás la autorrealización del hombre europeo, que va acoplada a la emancipación de la violencia de la Naturaleza, pero es posible indroducirse en un pensamiento que no conoce esa forma de separación del individuo de las fuerzas naturales que lo envuelven en una visión del mundo que subraya la unión de lo uno en el todo, el alma de la naturaleza. Esta relación diferente con la naturaleza quiza se pueda describir mejor con imágenes que con palabras. Eso es lo que consigue “Corazón del Cielo, Corazón de la Tierra”. Mediante nubes que refulgen desde su interior, ríos que dejan sentir su poder, montañas que nos regalan paz interior. Especialmente ocurre eso de forma impresionante en los pasajes del Popol Vuh, el libro sagrado de los maya. El film continuamente retoma esos pasajes de fascinantes imágenes y con ello le otorga a las entrevistas y retratos un marco espiritual. Al mismo tiempo al igual que sus protagonistas la película permanece a ras de la realidad política. El gran valor de este film es posibilitar la visión de una cultura que tiene algo que aportar al futuro de este planeta. Y no su destrucción.
Peter Gutting